viernes, 3 de octubre de 2008

Fragilidad y dureza,..


Ayer por la tarde, manejando de regreso a casa, recibí una llamada. Mi esposa con voz silenciosa me decía que el Hámster de mi hijo había muerto.

Ante mi hijo, un niño de 6 años, consentido por su madre, abuelos paternos y maternos, me ha tocado asumir el papel del malo del cuento, el regañón que dice la última palabra. En pocas palabras el ogro.

Mientras manejaba los últimos kilómetros pensé en qué le diría a mi pequeño, pensé en una nueva mascota, un paseo el fin se semana o alguna cosa que pudiera distraerlo.
Al llegar ya me esperaba en la puerta, con sus pequeñas pantuflas y su pijama, listo para ir a dormir.
Aun no detenía el auto cuando corrió para subirse en el asiento del copiloto.

-Pobrecita Kika, se murió. Me dijo de inmediato mientras abría la puerta.

Mire su rostro y no había señal alguna de aflicción salvo el tono de su voz en desacorde a su expresión.
Me tomo de la mano y me condujo por el jardín hasta la puerta e inmediatamente me llevo hasta la casa del animalito que yacia en el interior, entre la viruta, inmovil.
Me preocupaba su actitud y su rostro serio.
Fui por la pala para levantar un poco de pasto del jardín y enterrar el cuerpecito, el cual envolví en una toalla de papel.
En el jardín, solo se dedicó a mirar con sus pequeños ojos mientras yo depositaba la toalla en el agujero que había hecho.
Me quede mirando la toalla un momento y recordé cuando jugaba con el animalito. Melancolía. Me sentía consternado y volví la cabeza para mirar a mi hijo.
Con sus ojos de niño percibió mi tristeza y en ese momento abrazandome me mostro su pena.
Fue cuando lo comprendí. Él no podía seguir imitando al ogro ni un momento mas.
Por un momento me sentí aliviado y lo estreche fuertemente.

Ayer me enseño nuevos conceptos de fragilidad y dureza.
La fragilidad del ogro ante las lagrimas de un pequeño en pantuflas y pijama.
La dureza de la imagen paterna y la tendencia a ser imitada por un niño.

El punto más importante es que, para él, desde ayer los ogros saben llorar y consolar.

1 comentario:

BC dijo...

Y se me olvidó comentarte que este me gustó mucho